Distintos términos en torno a la superdotación

La fundación Belén en su página web hace esta descripción de diferentes términos entorno a la superdotación.

Distintas definiciones y acercamiento al tema de la superdotación según la Tesis doctoral de María Peñas Fernández titulada Características socioemocionales de las personas adolescentes superdotadas. Ajuste psicológico y negación de la superdotación en el concepto de sí mismas.

“Empero, según afirma Benito (1994a), en el Congreso Mundial de Toronto se concluyó que la falta de consenso en las definiciones sobre superdotación es uno de los desencadenantes de la ausencia de sensibilidad social y de la aparición de creencias erróneas de gran trascendencia social, como aquellas que defienden que la atención a los superdotados favorece el elitismo.

Un claro ejemplo de esta situación lo encontramos en el panorama español, donde advertimos un uso indistinto de múltiples términos. Así, entre las acepciones más empleadas se hallan las de “sobredotado”, “superdotado”, “bien dotado” y “sujeto de altas capacidades”. Al mismo tiempo, emergen otros conceptos que contribuyen aún más a favorecer esta confusión terminológica, añadiendo nuevos matices a los anteriores; entre ellos destacan: “brillante”, “precoz”, “genio”, “prodigio”, “talentoso”, “creativo”, “excepcional”, “sabio”, etc.

Según afirman algunos estudiosos (Hume, 2000; Pérez y Domínguez, 2000), la confusión conceptual hunde sus raíces en la incorrección a la hora de traducir el término inglés “gifted” a nuestra lengua. Así, gifted proviene de gift, que significa “regalo o dote”, siendo la traducción más apropiada del término gifted la de “dotado”, y no superdotado, traducción que, sin embargo, hemos adoptado en nuestra lengua.

En este sentido, podemos afirmar que el uso más divulgativo es el del término “superdotado”, usándose apenas el término “sobredotado”. Desde nuestra perspectiva consideramos que, muy probablemente, en el saber popular se encuentran asociaciones, connotaciones y prejuicios como los mencionados anteriormente que se han asumido de forma casi inconsciente.

Del mismo modo, también en la literatura inglesa se aprecia una gran proliferación de términos relacionados con el fenómeno de la superdotación. Entre ellos son utilizados frecuentemente los siguientes: gifted, talented, bright, high ability student, exceptional children o children with exceptional abilities, high intelligence children, genius, highly gifted, extremely gifted, etc.

Talentoso

Según el Diccionario de la Real Academia Española (2001), el término “talento” procede del latín talentum y, entre las acepciones relacionadas con el tema que nos ocupa, encontramos:

“Inteligencia (capacidad de entender); aptitud (capacidad para el desempeño o ejercicio de una profesión); persona inteligente o apta para determinada ocupación” (p. 2.126).

Y, más concretamente, la expresión de talentoso significaría: “Que tiene talento, ingenio, capacidad y entendimiento” (p. 2.126).

En la literatura especializada sobre el tema generalmente se admite que una persona talentosa o con talento sería aquélla que muestra una aptitud muy destacada en una o varias materias y, por tanto, tiene la capacidad de mostrar un rendimiento muy superior en ellas. Como afirma Acereda (2000):

“Una primera diferencia con respecto al superdotado estaría en que, mientras que el superdotado dispone de una estructura cognitiva y de unas capacidades de procesamiento de la información adaptables a cualquier contenido, el talentoso presenta una combinación de elementos cognitivos que le hacen especialmente apto para una determinada temática” (p. 36).

Del mismo modo, Reyero y Tourón (2003) sostienen que, a partir de los años setenta y a lo largo del siglo XX, se produce el cambio paradigmático de la superdotación al talento.

Parece que el concepto de “talento” goza actualmente de mayor difusión y está siendo objeto de más investigación y estudio, lo que está fuertemente relacionado con la propia evolución que han sufrido las teorías de la inteligencia, pues, como apunta Jiménez (2002), “el concepto de superdotación ha evolucionado estrechamente ligado al concepto de inteligencia” (p. 226).

Pero como el talento se plasma en un área concreta del saber o del conocimiento humano, para la descripción de estos talentos nos serviremos de una de las teorías de la inteligencia que gozan de mayor reconocimiento actualmente, la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (1983, 1993a, 1993b).

En teoría Gardner (1983) defiende la existencia de siete tipos distintos de inteligencias: espacial, lógico-matemática, lingüística, musical, cinestésico-corporal, intrapersonal e interpersonal. Esta teoría amplía el abanico de inteligencias descritas hasta la fecha y, además, supone un cambio de paradigma, pues defiende que la inteligencia académica, que hasta entonces era el único tipo de inteligencia considerado, puede ser poco importante para el desarrollo de muchas capacidades. Además, esta nueva concepción de la inteligencia implica la consideración de los distintos tipos de inteligencias como metahabilidades que pueden ser desarrolladas, al tiempo que explica la inteligencia desde un modelo estructural, funcional, dinámico y adaptativo. Según apunta el propio autor, podemos distinguir los siguientes talentos en relación con los siete tipos de inteligencia anteriormente mencionados (ver figura 1.1).

Precoz

Tal y como registra la Real Academia de la Lengua Española (2001), la palabra “precoz” proviene del latín praecox, praecocis, y se designa con tal atributo a toda aquella persona

“Que en corta edad muestra cualidades morales o físicas que de ordinario son más tardías, y por antonom., en lo referente al talento, agudeza, valor de ánimo u otra prenda estimable” (p. 1.819).

Según los expertos en Psicología Evolutiva, estamos ante un niño precoz cuando éste ha manifestado un desarrollo mayor de lo esperado en un determinado dominio desde el punto de vista evolutivo, dada su edad cronológica. Mas no todos los superdotados son precoces, y no todos los niños precoces son superdotados. En este sentido, se ha encontrado en los niños superdotados tanto un desarrollo precoz, como normal e incluso tardío (Benito, 1994a; Tannebaum, 1997).

Talento verbal

Las personas con este talento manifiestan una excepcional capacidad en el desarrollo de las destrezas y recursos implicados tanto en el lenguaje oral como en el escrito y poseen una alta inteligencia lingüística. Sienten un gran interés por actividades como la lectura, la escritura, el aprendizaje de otras lenguas, la poesía y el debate. Entre las personas que sobresalen por su elevado talento verbal podemos encontrar figuras pertenecientes al mundo de la narrativa, la poesía, el periodismo y la política.

Talento matemático

Estas personas se caracterizan por su gran capacidad para el cálculo, la resolución de problemas y el desarrollo de operaciones matemáticas complejas, y tienen una buena inteligencia lógicomatemática. Sus intereses se encuentran relacionados con el manejo de los números, la generación y resolución de problemas lógicos, el establecimiento y confirmación de hipótesis y, por último, la diversión con juegos lógicomatemáticos. Entre aquellos que destacan por su talento matemático se encuentran los ingenieros, matemáticos, informáticos y científicos.

Talento artístico

Los individuos con elevado talento artístico poseen una buena capacidad de observación, muestran un óptimo desarrollo de las habilidades visoespaciales y poseen gran orientación espacial. No encuentran dificultad para descifrar mapas, gráficos y diagramas y suelen caracterizarse por mostrar enfoques poco convencionales para discurrir sobre los fenómenos y problemas, de forma que podría decirse que consideran las cosas desde otra perspectiva. En última instancia, sienten gran interés por dibujar, esculpir o reproducir objetos, por lo que es frecuente encontrar en este campo a escultores, arquitectos, fotógrafos y críticos de arte.

Talento psicomotor

Estas personas tienen una buena inteligencia de tipo cinético-corporal y por ello suelen poseer una buena coordinación psicomotriz gruesa y fina. En las tareas de trabajo físico se observa en estos sujetos destreza, ritmo, equilibrio y dominio. Podemos encontrar entre los talentos psicomotores a figuras que pertenecen al ámbito del arte, la danza y el deporte, razón fundamental por la que entre ellos destacan actores, atletas y bailarines.

Talento musical

Las personas con talento musical se caracterizan por tener una elevada inteligencia musical; ésta se relaciona con poseer un buen ritmo, tono y timbre, así como una sensibilidad muy desarrollada para la comprensión del significado y sentido de las piezas musicales. Sus intereses son muy afines con coleccionar música, tocar instrumentos musicales, cantar y componer piezas musicales. Entre los integrantes de este campo del talento encontramos fundamentalmente a músicos, cantantes y compositores.

Talento social

Las personas que gozan de un buen talento social tendrían una buena combinación de inteligencia intrapersonal e interpersonal. Así, podríamos definirlas como personas muy introspectivas, con una elevada consciencia emocional y con capacidad de expresar emocionalmente aquello que sienten y experimentan a través de la comunicación tanto verbal como no verbal. Pueden mostrar elevadas dotes de empatía, liderazgo y facilidad para relacionarse socialmente. Profesiones relacionadas con los dominios intrapersonal e interpersonal de la inteligencia serían, entre otras, las de psicólogo, pedagogo, profesor, trabajador social y político.

Talento científico

El talento científico está presente en sujetos que sienten un gran interés por conocer el mundo y el entorno que les rodea. Suelen disfrutar en la generación y refutación o aceptación de hipótesis sobre la naturaleza de las cosas. Tienen una elevada inteligencia naturalista vinculada a la capacidad de observación del medio y del reconocimiento y clasificación de plantas y animales. En general, sus intereses se centran en el medio ambiente y, por tanto, disfrutan de actividades realizadas al aire libre.

No obstante, según los estudiosos, la mayoría de los superdotados muestran precocidad en el área psicomotora y del lenguaje (Benito, 1994a; Landau, 2003). La precocidad sería en muchos casos la antesala de la superdotación. Ésta es una razón por la que la precocidad es también un criterio diagnóstico que hay que considerar en la identificación de los niños superdotados.

Sin embargo, en el caso de los niños precoces se hace necesario el concurso de otras características para que aparezca la superdotación. Es decir, no basta con la manifestación incipiente de una precocidad para suponer que posteriormente esto se traducirá en superdotación. De hecho, muchos niños precoces, con el paso del tiempo, acaban mostrando un desarrollo homogéneo con respecto a su grupo de edad, desapareciendo entonces su precocidad. Por ello, resulta especialmente desaconsejable conjeturar diagnósticos tempranos y arriesgados sobre la base del silogismo “si precocidad, entonces superdotación”, pues cuando desaparece tal precocidad el niño puede sufrir importantes consecuencias emocionales fruto de la influencia de las expectativas generadas tanto por su entorno como por él mismo sobre su supuesta capacidad excepcional.

Asimismo, junto a la problemática de la precocidad encontramos un comprometido asunto: la polémica sobrestimulación ambiental. En ocasiones, no se encuentra claramente delimitada la diferencia entre precocidad natural y sobrestimulación ambiental por parte del entorno más inmediato del niño. Así, cuando un niño crece en un entorno sociocultural lleno de oportunidades, en el que además existe por parte de la familia la intención de favorecer el avance y progreso en el desarrollo temprano de sus capacidades, podemos encontrar dificultad a la hora de concluir si es un niño precoz a causa de su propio desarrollo temprano o si más bien se debe a la influencia del entorno familiar y cultural.

Prodigio

En el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (2001) aparece que el término “prodigio” procede del latín prodigium y viene a significar:

“Suceso extraño que excede de los límites regulares de la naturaleza; cosa rara, especial o primorosa en su línea; milagro (hecho de origen divino); persona que posee una cualidad en grado extraordinario” (p. 1.839).

Asimismo, por “prodigioso” (que proviene del latín prodigiosus) hemos encontrado en esta misma fuente:

“Maravilloso, extraordinario, que encierra en sí mismo prodigio; excelente, primoroso, exquisito” (p. 1.839).

En el ámbito de estudio de la superdotación, se acepta que el término “prodigio” estaría reservado para aquellos individuos que muestran un desempeño o rendimiento excepcional para su edad en un área específica (arte, música, física, literatura, etc.). Tal vez convenga hacer una aclaración entre niño precoz y prodigio, dado que, conceptualmente, ambos términos pueden guardar algunas similitudes y pueden llevar a confusión.

El niño precoz muestra un desarrollo más temprano de alguno de los aprendizajes y logros relacionados con los diversos estadios evolutivos (desarrollo del habla, establecimiento de la marcha, inicio de la lectura, etc.). Por el contrario, el prodigio equipara y, en muchas ocasiones, supera el desempeño propio de la edad adulta en un dominio específico del conocimiento humano. La clave, en este caso, se encuentra en el desempeño excepcional, que difiere significativamente de un rendimiento tan sólo superior.

También podría abordarse en este apartado la diferencia entre talentoso y prodigio, pues, aún cuando son conceptos distintos, están relacionados, y el establecimiento de un límite claramente diferenciado no resulta fácil. De este modo, tal y como mencionamos con anterioridad, cuando estamos ante una persona talentosa hacemos referencia a la presencia de una aptitud muy destacada en una o más materias donde muestra un rendimiento superior. Sin embargo, el prodigio es aquel que presenta un desempeño excepcional dada su edad cronológica en un área o materia. Es decir, el prodigio no sólo realiza un desempeño extraordinario, sino que, además, lo hace a una edad en la que evolutivamente no es lo esperado, lo que no sucedería con la persona únicamente talentosa.

Genio

Según la Real Academia Española (2001), “genio” (cuya raíz es genius), en sus acepciones más afines al ámbito de estudio de la superdotación, significa:

“Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables; persona dotada de esta facultad. Calderón es un genio.; índole o condición peculiar de algunas cosas. El genio de la lengua.” (p. 1.130).

Según los expertos en el tema, las destacadas personalidades a las que se les ha otorgado el atributo de genio han sido aquellas que se han caracterizado por poseer una elevada capacidad intelectual y de producción creativa. En este sentido, se hace necesario, para considerar a una persona como genio, que haya tenido lugar la creación de lo que se denomina una obra genial. El valor de su obra y, por tanto, la consideración de si ésta es realmente creativa, van a depender del contexto sociocultural en el que el genio se halle inmerso.

No obstante, el genio ha sido considerado, por un lado, desde una perspectiva puramente psicométrica, de elevadísima inteligencia y, por otro, desde un enfoque más vinculado al desarrollo de productos creativos (Cajide y Porto, 2003).

El porcentaje de aparición de un genio en la población normal es mucho más escaso que el de manifestación de los superdotados. Como apuntan los investigadores, es necesaria la coalescencia de muchos factores para que tenga lugar la aparición de un genio. Así, en una de las obras de Benito (1994a) aparece esta cuestión cuando la autora se plantea la pregunta de si es posible crear un genio. En su argumentación al respecto, apunta lo siguiente:

“Para que surja un genio deben darse una serie de circunstancias determinadas a nivel sociocultural, a nivel de inteligencia y de creatividad, y unas características motivacionales, temperamentales y de personalidad determinada, factores que en su interacción, son muy difíciles por no decir imposibles de manejar” (Benito, 1994a, p. 82).

Ejemplos representativos de la genialidad los encontramos en la vida y obra de personalidades como las de Einstein o Leonardo Da Vinci. Una interesante obra que aborda el tema de la genialidad es la de Gardner, bajo el título Mentes Extraordinarias (1999). En ella el autor nos presenta una tipología de cuatro grandes tipos de mentes extraordinarias, sirviéndose para ello de cuatro relevantes y conocidas figuras: el maestro (Mozart), distinguido por su extraordinaria capacidad para el aprendizaje y desarrollo de un rendimiento superior en el campo seleccionado, siendo, además, autodidacta; el creador (Freud), aquél capaz de anticiparse a su tiempo y desarrollar teorías o marcos teóricos novedosos que suponen nuevas consideraciones de los fenómenos estudiados que rompen con los paradigmas tradicionales; el introspectivo (Woolf), destacado por su capacidad de reflexión y análisis sobre su propia experiencia y vivencia, usando éstas como fuente de conocimiento del ser humano; y el influenciador (Gandhi), capaz de movilizar, conducir e influenciar a otras personas hacia una nueva consideración del mundo, del hombre y de la vida.

Superdotado

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001) nos define el término “superdotado” como:

“Que posee cualidades que exceden de lo normal. Se usa especialmente refiriéndose a las condiciones intelectuales” (p. 2.109).

Como puede apreciarse, la significación que se le atribuye al término superdotado en nuestra lengua es vaga y poco concreta, pues no precisa en qué medida han de exceder de lo normal o qué cualidades son aquellas susceptibles de manifestar superdotación. De este modo, esta definición bien valdría para aludir a un sujeto con talento, tal y como se presentaba el concepto en el apartado anterior. Así, lejos de ayudar a clarificar y exponer la realidad de las personas superdotadas, contribuye a favorecer su indefinición y desconocimiento desde el seno social.

“Aquel sujeto con capacidad intelectual superior a la media (a nivel psicométrico por encima de 130) observándose diferencias cognitivas tanto a nivel cuantitativo como cualitativo, mayor madurez en los procesamientos de la información (percepción y memoria visual), desarrollo de la capacidad metacognitiva a edad temprana (aproximadamente los 6 años) e insight en la resolución de problemas, elevadas dotes creativas, motivación intrínseca por el aprendizaje, precocidad y talento”. (Benito, Y., 1999, p.152).

Una de las cuestiones frecuentes en la mayoría de las disquisiciones sobre la identificación y diagnóstico de personas superdotadas tiene que ver con el porcentaje que existe en la población. Según Benito, en término estadísticos, un 3% de la población puede ser considerado superdotado, aunque para algunos estudiosos este porcentaje asciende hasta un 15%, mientras que para otros sólo llega al 1%. De esta afirmación se deriva el hecho de que el diagnóstico de superdotación va a estar enormemente influenciado por el hecho de dónde situemos el punto de corte cuantitativamente hablando. Hay grandes diferencias e implicaciones poblacionales y, en consecuencia, psicopedagógicas, entre considerar el porcentaje de superdotados en un 15%, o por el contrario, situarlo en un conservador 1%.

No obstante, actualmente los investigadores de este ámbito trascienden los criterios psicométricos de la inteligencia para definir la Superdotación desde una visión más pluridimensional del concepto. Así, en las definiciones más multidimensionales del término “superdotado” se contemplan aspectos evolutivos, psicométricos, creativos, comportamentales, sociales y afectivos, como se tendrá oportunidad de exponer en el apartado sobre los Modelos de estudio de la superdotación. Esta consideración más holista del fenómeno supone un abordaje más completo y profundo de la realidad de la persona superdotada y permite un mayor acierto en el diagnóstico e identificación de los niños de altas capacidades.

Sternberg (1997a) afirma que durante la mayor parte del pasado siglo la Superdotación ha sido definida desde un constructo unidimensional, donde el principal índice de medida ha sido el IQ o Cociente Intelectual, considerándose por tanto como rasgo distintivo de la superdotación tan sólo su aspecto psicométrico y cognitivo. Así, se ha incurrido y se puede seguir incurriendo en el error conceptual de equiparar superdotación a inteligencia. Esto constituye una incorrección terminológica, pues la amplitud del constructo de Superdotación no puede ni debe limitarse tan sólo a uno de sus elementos constituyentes. Así, sabemos que actualmente se acepta por parte de la comunidad científica la necesidad de realizar diagnósticos multidimensionales para acercarnos a una medida más válida y fiable. La perspectiva pluridimensional de la Superdotación será analizada desde los Modelos de Estudio de la Superdotación que presentamos en el siguiente apartado de este capítulo.

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